Subred Integrada de Servicios de Salud
Sur Occidente E.S.E.

Boletín SOmos Ciencia – Abril – junio 2025

Boletín SOmos Ciencia – Abril – junio 2025

Fortalecimiento de la Salud Comunitaria: caminando junto a las comunidades

Andrea Hurtado Neira, Gerente Subred Sur occidente
Andrea Hurtado Neira, Gerente Subred Sur occidente

El fortalecimiento de la salud comunitaria es un pilar fundamental para avanzar hacia sistemas de salud más equitativos, sostenibles y centrados en las personas. La literatura médica destaca que la participación de las comunidades en la gestión de su propia salud no solo mejora la utilización de los servicios, sino que también potencia los resultados en salud y promueve la equidad en el acceso (Marston C., Hinton R., Kean S., et al., 2016). Este enfoque implica reconocer a los miembros de la comunidad no como receptores pasivos, sino como líderes y agentes clave en la planicación, toma de decisiones, implementación y evaluación de las intervenciones sanitarias (Sacks E., Schlei M., Were M., Chowdhury A. M., Perry H. B., 2020).

Desde la Subred Integrada de Servicios de Salud Sur Occidente, entendemos que la salud no se construye únicamente en hospitales o centros médicos; también se forja en los barrios, los hogares y los espacios colectivos donde las comunidades viven, sueñan y resisten. Por ello, el fortalecimiento de la salud comunitaria se ha convertido en un eje central de nuestra gestión, orientado a empoderar a las comunidades para que participen activamente en la promoción, protección y recuperación de su salud. En este sentido, se ha avanzado en la construcción del Modelo de Atención en Salud de Bogotá MAS Bienestar, basado en la Atención Primaria Social (2024).

Este Modelo de Atención en Salud (2024) implica establecer mecanismos de acción conjunta y coordinada entre el gobierno distrital y diversos actores sociales, institucionales y territoriales, con el n de impulsar acciones sectoriales e intersectoriales que incidan de manera positiva en los determinantes sociales de la salud. Estas acciones contribuirán al cumplimiento efectivo de las metas de desarrollo denidas para el Distrito Capital y al pleno ejercicio del derecho a la salud en la ciudad.

Para dar cumplimiento a estas acciones, hemos implementado diversas estrategias orientadas al desarrollo de capacidades locales, reconociendo el conocimiento del territorio y la sabiduría comunitaria como elementos clave para la transformación social. Entre estas iniciativas se destacan: la caracterización de territorios y comunidades; la conformación de equipos territoriales de salud, integrados por profesionales de distintas disciplinas (médicos, enfermeros, psicólogos, trabajadores sociales, entre otros); la búsqueda activa y la atención domiciliaria; la promoción de la educación y la participación comunitaria; la articulación intersectorial; la integración de servicios en red; y el monitoreo y la evaluación participativa.

Reexionar sobre estas acciones nos permite comprender que el verdadero impacto de la salud comunitaria no se mide únicamente a través de indicadores biomédicos, sino, fundamentalmente, por el grado de apropiación que la ciudadanía tiene sobre su salud, su cuerpo, su entorno y su derecho a vivir dignamente. En este camino, nuestro papel como garantes de la salud en el territorio consiste en crear condiciones y proporcionar recursos; sin embargo, el poder transformador reside en las personas y en sus procesos organizativos.

El modelo de Atención Primaria en Salud (APS), respaldado por la Organización Mundial de la Salud, resalta la importancia de una atención centrada en las personas y sus contextos, así como el valor de la participación social en los procesos de decisión (OMS, 2008). De igual forma, la Política de Atención Integral en Salud (PAIS) del Ministerio de Salud de Colombia busca garantizar el acceso efectivo de la población a servicios de salud centrados en la persona, con enfoque en la promoción, prevención, tratamiento, rehabilitación y reintegración social, en todas las etapas de la vida y cerca del lugar donde las personas viven. En este sentido, se plantea la necesidad de pasar de un modelo asistencial a uno preventivo y participativo, en el que las comunidades no solo sean beneciarias, sino protagonistas activas (MinSalud, 2016).

En este marco, desde la Subred Integrada de Servicios de Salud Sur Occidente rearmamos nuestro compromiso con el trabajo territorial, con la escucha activa, con el fortalecimiento de líderes y lideresas comunitarias, y con la consolidación de redes colaborativas que trasciendan lo institucional. Nuestro reto es seguir construyendo salud desde el vínculo, la solidaridad y la dignidad, reconociendo que las comunidades no solo tienen necesidades, sino también propuestas, saberes y esperanzas.

Bibliografía

  1. Marston, C., Hinton, R., Kean, S., et al. (2016). Community participation for transformative action on women’s, children’s and adolescents’ health. Bulletin of the World Health Organization, 94(5), 376–382. https://doi.org/10.2471/BLT.15.168492
  2. Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia. (2016). Política de Atención Integral en Salud – PAIS. https://www.minsalud.gov.co/sites/rid/Lists/BibliotecaDigital/RIDE/VP/DOA/3prese ntacion-semana-seguridad-social-mias.pdf
  3. Organización Mundial de la Salud. (2008). La atención primaria de salud: Más necesaria que nunca. Informe Mundial de la Salud. https://iris.who.int/handle/10665/43952
  4. Organización Panamericana de la Salud. (2020). Las funciones esenciales de la salud pública en las Américas.https://iris.paho.org/bitstream/handle/10665.2/53125/9789275322659_spa.pdf
  5. Sacks, E., Schlei, M., Were, M., Chowdhury, A. M., & Perry, H. B. (2020). Communities, universal health coverage and primary health care. Bulletin of the World Health Organization, 98(11), 773–780. https://doi.org/10.2471/BLT.20.252445
  6. Secretaria Distrital de Salud de Bogotá. (2024). Modelo de Atención en Salud de Bogotá MAS Bienestar. https://www.saludcapital.gov.co/Documents/Home/Doc_estr_MAS_Bienestar.pdf

El uso de imágenes de pacientes en redes sociales: Un debate sobre ética y privacidad

En la actualidad, las redes sociales se han vuelto un espacio clave para compartir experiencias, información y hasta momentos cotidianos. Sin embargo, el uso de imágenes de pacientes en estas plataformas, ya sea por parte de profesionales de la salud, instituciones médicas o los propios pacientes, ha desatado un debate ético y moral que merece una reexión profunda. Mientras algunos sostienen que compartir estas imágenes puede ser una herramienta educativa valiosa, otros advierten sobre los peligros que conlleva la invasión de la privacidad y los riesgos para la dignidad de las personas.

El principio fundamental que debe guiar cualquier intervención médica es el respeto por la dignidad y la privacidad del paciente. La condencialidad, que es uno de los pilares de la relación entre médico y paciente, no puede ser comprometida, ni siquiera en nombre de la divulgación de información o el avance del conocimiento médico. Publicar imágenes de pacientes sin su consentimiento puede causarles un daño psicológico y social, además de violar principios legales de privacidad.

En muchos países, existen leyes que protegen la privacidad médica, como la HIPAA en Estados Unidos o la Ley General de Salud en México. Sin embargo, la facilidad para compartir imágenes en redes sociales y la aparente normalización de este comportamiento llevan a muchos profesionales de la salud, instituciones e incluso a los propios pacientes a ignorar estas regulaciones. Este descuido no solo pone en riesgo la seguridad de los datos médicos, sino también la conanza que los pacientes depositan en los sistemas de salud. Publicar imágenes de pacientes en redes sociales puede tener efectos devastadores en su identidad personal. Muchos de ellos pueden sentirse despojados de su control sobre su propia imagen, especialmente si estas fotos se comparten sin su consentimiento claro. A veces, las imágenes pueden capturar momentos de gran vulnerabilidad, como cirugías o tratamientos invasivos, lo que expone innecesariamente su dolor y sufrimiento.

Además, el impacto emocional de ver su imagen circulando en plataformas públicas puede generar angustia, ansiedad y una sensación de humillación. Incluso si el paciente consiente en compartir su imagen, el contexto y la interpretación de la foto pueden ser malinterpretados, intensicando el daño psicológico. Las redes sociales no conocen fronteras, y una imagen publicada puede volverse viral, alcanzando a personas que nunca habrían tenido acceso a esa información en un entorno más controlado y privado.

Por otro lado, no se puede negar que las imágenes médicas tienen un valor educativo muy importante. Los profesionales de la salud pueden utilizar fotos para ilustrar casos clínicos, discutir diagnósticos y compartir avances en tratamientos. Gracias a las plataformas digitales, este conocimiento se puede difundir rápidamente, brindando una educación accesible a estudiantes de medicina, médicos en ejercicio e incluso a pacientes que desean entender mejor su condición. Sin embargo, el verdadero desafío está en encontrar un equilibrio entre el valor educativo y la explotación de la imagen del paciente.

El uso de imágenes debe hacerse siempre con el máximo respeto por la identidad y el consentimiento del paciente. A menudo, las imágenes se publican sin prestar la debida atención al contexto o sin ofrecer la opción de anonimizar la información, lo que podría proteger la identidad del paciente mientras se sigue permitiendo el aprendizaje y la difusión del conocimiento. El anonimato y la obtención de un consentimiento informado, claro y especíco, son fundamentales para mitigar estos riesgos.

Los profesionales de la salud y las instituciones médicas tienen una gran responsabilidad en este asunto. Deben ser conscientes de las implicaciones éticas, legales y emocionales que conlleva compartir imágenes de pacientes. Las organizaciones de salud deben establecer políticas claras que orienten a los médicos y al personal sobre cuándo es apropiado compartir contenido visual y qué medidas de protección de la privacidad deben implementarse.

Además, los pacientes también deben ser informados sobre sus derechos a la privacidad y a controlar la divulgación de su información personal, incluidas las imágenes. Aunque muchos pacientes pueden estar dispuestos a compartir su experiencia, es crucial que comprendan las posibles repercusiones a largo plazo de hacerlo.

El uso de imágenes de pacientes en las redes sociales es un tema que debe abordarse con mucho cuidado y sensibilidad. Aunque la educación médica y la divulgación de casos clínicos son esenciales para el avance de la medicina, esto no debe hacerse a costa de la privacidad, la dignidad o el bienestar emocional de los pacientes. Es crucial respetar las leyes de privacidad, obtener el consentimiento informado y emplear métodos para anonimizar la identidad del paciente. Solo de esta manera podemos asegurar que las redes sociales sigan siendo una herramienta valiosa y educativa, al mismo tiempo que se convierten en un espacio respetuoso y seguro para todos.

Bibliografía

  1. American Medical Association. (2019). Guidelines for medical professionalism in the digital age. Chicago: AMA.
  2. HealthIT.gov. (s/f). Privacy and security of social media in health care. Recuperado de https://www.healthit.gov/topic/privacy-security-and-health-it/social-media
  3. O’Connor, M., Johnson, D., & Miller, T. (2022). Ethical challenges in sharing medical images on social media: A review of privacy concerns and professional guidelines. Journal of Medical Ethics, 48(7), 410–417. https://doi.org/10.1136/jme-2021-1075
  4. Patel, D., Chao, A., & Hwang, K. (2021). Social media and patient privacy: How to navigate the ne line. Journal of Medical Social Media, 3(1), 12–19. https://doi.org/10.1136/jmsm-2021-1045
  5. World Health Organization. (2020). Ethical considerations in the use of social media in healthcare. Ginebra: WHO. Recuperado de https://www.who.int

Apendicitis neonatal, una causa infrecuente de abdomen agudo neonatal, estudio de series de casos clínicos presentados en el Hospital Occidente de Kennedy

La apendicitis es una de las principales causas de hospitalización al hablar de abdomen agudo quirúrgico, pero es muy infrecuente en pacientes que se encuentran en el periodo neonatal. Esta suele estar relacionada, en estos casos, a altas tasas de mortalidad, dado que puede haber un retraso en cuanto al diagnóstico, lo cual se va a ver reejado en la demora de la intervención quirúrgica, y esto, a su vez, se relaciona con altas tasas de perforación y una rápida progresión a la generación de peritonitis (1,3). Más adelante, expondremos dos casos de pacientes a quienes se les sospechaban patologías diferentes y resultaron padecer apendicitis.

Existen varios factores que pueden estar relacionados al desarrollo de esta, dentro de los cuales encontramos de tipo obstructivos, hipertroa linfoide, infecciones virales y parasitarias, pero estos factores afectan más a los pacientes de edades más avanzadas, por lo cual la etiología también representa una complicación, pues es difícil encontrarla. El diagnóstico también suele ser complicado, ya que hay varias patologías en el periodo neonatal que suelen cursar con sintomatología similar, tal como ebre, irritabilidad, emesis, letargia, entre otros, dentro de las cuales encontramos la enfermedad de Hirschsprung, la brosis quística, la enterocolitis necrotizante y las hernias (2,4). Hablando referente al diagnóstico, los paraclínicos, al igual que las imágenes diagnósticas, en muchos casos sirven de ayuda, pero no diagnostican la apendicitis. Así que, al hablar de esta en relación con los neonatos, el método diagnóstico de elección sería la laparotomía, lo cual se pudo evidenciar en los dos casos estudiados en el Hospital Occidente de Kennedy, teniendo en cuenta que los pacientes también cursan concomitantemente con otras afecciones que podrían generar alteración en los paraclínicos, y esto también representaba un reto para el diagnóstico.  †   ‡                                         Durante el mes de marzo de 2025, se realizó un artículo de revisión de casos clínicos de pacientes cursando con apendicitis durante el periodo neonatal. En el primer caso, de un sexo masculino pretérmino, se sospechaba una afección muy aparte de lo que es la apendicitis, y, a causa de su decaimiento clínico, se tomó la tentativa de realizar la laparotomía exploratoria, donde se pudo evidenciar que sí estaba cursando con apendicitis, ya que los paraclínicos no sirvieron de gran ayuda, al igual que las imágenes diagnósticas, pues ambos pacientes cursaban con otras afecciones en el momento, las cuales también podían alterar los laboratorios. También se pudo evidenciar que se necesita de diagnóstico histopatológico para descartar otras patologías, pero en este caso solo había hallazgos positivos para apendicitis. Segundo caso: una paciente masculino nacido a término con reporte de ginecología de cavidad vaginal hipertérmica, por lo que se sospechó sepsis neonatal por corioamnionitis, quien, seis horas posterior al ingreso a hospitalización, presentó deterioro súbito, a quien se le solicitó una radiografía de abdomen, evidenciando neumatosis intestinal a nivel de anco derecho y en fosa iliaca derecha, por lo cual se decidió paso a salas para laparotomía exploratoria, considerando en medio de la intervención quirúrgica que cursaba con apendicitis, dado un apéndice cecal perforado en tercio distal y con reporte histopatológico donde se comprobó y se descartaron otras patologías (5).

Dado lo mencionado anteriormente, se puede concluir que la apendicitis neonatal, al hablar de abdomen agudo quirúrgico en los neonatos, para llegar al diagnóstico, en la mayoría de los casos, es por medio de intervención quirúrgica, y muchas veces se sospecha que se trata de las patologías frecuentes en este periodo por la sintomatología. Esto, dado a varios aspectos de importancia como la comunicación, la dieta de estos pacientes, que imposibilitan la formación de fecalitos o la estadía de parásitos (5), lo cual es una de las principales causas por las cuales se produce en los adultos. Y al no ser comunes en neonatos, esto hace que disminuya signicativamente su incidencia. Otro aspecto de importancia es que es muy complejo llegar al diagnóstico, ya que las imágenes diagnósticas y los paraclínicos no tienen un alto valor diagnóstico.

Bibliografía

  1. Casal-Beloy, I., García-González, M., García-Novoa, M. A., Somoza Argibay, I., & Dargallo Carbonell, T. (2018). Appendicitis, an unusual cause of acute abdomen in neonatal patients. A case report. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 41(2), 249–253. https://doi.org/10.23938/ASSN.0292
  2. El-Gohary, M. A., & Al Jubouri, S. (2014). Neonatal appendicitis with perforation: A case report. Journal of Pediatric Surgery Case Reports, 2(7), 353–354. https://doi.org/10.1016/j.epsc.2014.07.008
  3. López-Valdés, J. C., & Escárcega-Servín, Y. R. (s/f). Apendicitis neonatal (AN) en un paciente con enterocolitis necrosante (ECN) secundaria a sepsis. Gaceta Médica de México. Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://www.anmm.org.mx/GMM/2016/n3/GMM_152_2016_3_419-423.pdf
  4. Medigraphic. (s/f). Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://www.medigraphic.com/pdfs/actpedmex/apm-2008/apm081h.pdf
  5. Si, S.-Y., Guo, Y.-Y., Mu, J.-F., & Yan, C.-Y. (2017). The sonographic features of neonatal appendicitis: A case report. Medicine, 96(45), e8170. https://doi.org/10.1097/MD.0000000000008170
  6. Vista de Apendicitis neonatal: Reporte de dos casos. (s/f). Revista Medicina. Recuperado el 26 de marzo de 2025, de https://revistamedicina.net/index.php/Medicina/article/view/116-5/1440

Impacto de la inteligencia artificial en las actividades docentes en personal en formación de las áreas de salud en escenarios de práctica clínica

Es una realidad que la inteligencia articial (IA) se posiciona como un catalizador de cambio en la formación y no es excepción en todas las áreas de la salud. Ahora es muy frecuente encontrar excesiva cantidad de documentos, entre artículos, guías y textos (realizados son AI) que al analizarlos describen cómo los sistemas adaptativos o chatbots (mejor conocidos como asistentes virtuales, como Alexa o Siri) modulan la complejidad de los casos clínicos, optimizando la “Personalización del aprendizaje”. Dicho eje, recogido en el Cuadro 1, reeja mejoras sustanciales en la individualización de rutas formativas y en la adquisición de competencias. El artículo de Patil et al. (2025) reporta incrementos de hasta 15 % en la retención de habilidades quirúrgicas cuando las simulaciones se adaptan dinámicamente. García Castro (2024), por su parte, conrma que el 14 % de las facultades latinoamericanas ya implementan esta técnica, reduciendo la variabilidad de desempeño entre estudiantes.

Los chatbots clínicos y la analítica de aprendizaje sustentan el eje de “Retroalimentación y evaluación”. Smith et al. (2025) evidencian que el 78 % de los docentes percibe una mejora en la oportunidad y consistencia de la retroalimentación, aunque advierten riesgos de sesgos algorítmicos. En el cuadro 1 también se destaca la “Simulación y laboratorios híbridos”, donde la IA permite recrear escenarios de alta delidad; los datos de Best Practices and Future Directions (2025) revelan que las instituciones que emplean simuladores inteligentes observan un descenso del 20 % en incidentes de práctica inseguras al minimizar los riesgos, lo que mejora los controles de materialización de los mismos. Estos hallazgos subrayan la relevancia de garantizar calidad de datos y robustez de las métricas de evaluación sin olvidar la mejora en la objetividad de la aplicación de las rubricas de evaluación en la demostración de las competencias adquiridas.

Finalmente, la “Gestión del conocimiento” emergió como componente transversal. Los repositorios colaborativos y la experiencia de los últimos meses demuestran la forma en que facilitan la diseminación de protocolos y casos validados, fortaleciendo una cultura de aprendizaje permanente. Sin embargo, la literatura coincide en la necesidad de estandarizar formatos y denir indicadores longitudinales que midan el impacto en la práctica clínica real. Entonces, en el Cuadro 1 se muestra cómo estos cuatro ejes interactúan y posicionan al docente como administrador crítico de la evidencia generada por la IA.

 

 

 

 

 

Impacto de la IA en los principales ejes de actividad docente

En el Gráfico 1 se resume el impacto percibido de la IA en los cuatro ejes descritos. Se observa una valoración máxima en personalización (90 %) y una puntuación ligeramente inferior en simulación (75 %), lo que indica mayor madurez en las herramientas de adaptación individual frente a la aún incipiente expansión de laboratorios híbridos y ejercicios de simulación. La gestión del conocimiento alcanza 85 %, reejando el creciente uso de repositorios institucionales. Estos datos sugieren un avance heterogéneo y la necesidad de estrategias diferenciadas por eje.

La personalización tiene el impacto más alto, debido a que los sistemas adaptativos ajustan, en tiempo real, la complejidad y el ritmo de los casos clínicos en función del desempeño y las necesidades de cada estudiante. Esta funcionalidad se nutre de algoritmos de aprendizaje automático que analizan patrones de error, tiempo de respuesta y progresión de competencias, generando secuencias de práctica personalizadas. La alta valoración indica que las instituciones han logrado integrar con éxito motores adaptativos en plataformas de simulación y sistemas de gestión del aprendizaje, con una curva de adopción sostenida y métricas de ecacia bien documentadas.

El segundo eje, retroalimentación y evaluación, hace referencia a los chatbots clínicos y a la analítica de aprendizaje que proporcionan retroalimentación formativa inmediata. Con un 80 %, los docentes valoran la mejora en la oportunidad y consistencia de las devoluciones: los estudiantes reciben recomendaciones especícas tras cada simulación, pueden repetir procedimientos con orientación automatizada y disponen de reportes de progreso basados en indicadores objetivos (p. ej., reducción de fallos críticos o tiempos de ejecución). Sin embargo, la puntuación no alcanza el nivel de la personalización debido a desafíos relacionados con la supervisión ética de los algoritmos, la mitigación de sesgos y la integración efectiva con los sistemas de evaluación tradicionales.

La valoración más baja se asigna a la simulación avanzada y a los entornos híbridos que combinan realidad virtual, aumentada y pacientes estandarizados. El 75 % reeja un potencial claro—reducción de incidentes y repetición segura de procedimientos—pero también evidencia que la expansión de estas infraestructuras aún es incipiente. Factores como el costo de hardware, la necesidad de ancho de banda estable y la capacitación técnica del personal limitan su adopción masiva. Además, persisten brechas en la estandarización de escenarios de alta delidad y en la validación de resultados clínicos transferibles a la práctica real.

Este eje, con 85 %, denota el avance en la creación y uso de repositorios institucionales y comunidades de práctica digital. Las plataformas de IA facilitan la indexación automática de casos clínicos, la curación colaborativa de protocolos y la búsqueda inteligente de recursos. La puntuación elevada indica que las facultades reconocen el valor de compartir y versionar contenidos validados, lo que fortalece la continuidad académica y la investigación docente. Aun así, la falta de taxonomías uniformes y de políticas de gobernanza de datos limita la interoperabilidad plena entre instituciones y reduce la posibilidad de análisis comparativos a gran escala.

El contraste entre los ejes —desde el 90 % en personalización hasta el 75 % en simulación— pone de relieve un desarrollo heterogéneo. Las herramientas de adaptación individual y los sistemas de repositorios muestran mayor madurez porque requieren inversiones de software y procesos de entrenamiento algorítmico, mientras que los laboratorios híbridos exigen recursos físicos signicativos. Esta brecha sugiere diseñar estrategias diferenciadas: consolidar las prácticas ya maduras (personalización y gestión del conocimiento) mediante métricas longitudinales y estándares interoperables, y acelerar la expansión de la simulación mediante alianzas interinstitucionales, nanciamiento especíco y capacitación técnica del personal docente.

Recomendaciones estratégicas

Primero, se propone establecer programas de desarrollo profesional docente que integren competencias técnicas en IA con principios de ética algorítmica. Estos programas deben incluir talleres de interpretación de datos, gobernanza de la información y validación de simulaciones, asegurando que el personal docente mantenga una posición crítica y basada en evidencia.

En segundo lugar, resulta esencial crear laboratorios de innovación pedagógica donde equipos interdisciplinarios —docentes, ingenieros y clínicos— piloten soluciones de IA en entornos controlados. Estos espacios deben priorizar la investigación-acción, recopilar indicadores de seguridad y ecacia y compartir los resultados en consorcios regionales.

La tercera recomendación se centra en los repositorios colaborativos. Se sugiere desarrollar una taxonomía estandarizada para casos clínicos, simulaciones y evaluaciones, respaldada por metadatos que faciliten la reutilización y el análisis comparativo. Una gobernanza sólida garantizará la integridad y el versionado de los recursos.

Finalmente, se recomienda implementar sistemas de seguimiento longitudinal que vinculen métricas de desempeño en simulación con resultados clínicos reales. Estos sistemas permitirán valorar el impacto de la IA en la calidad asistencial y justicar inversiones futuras.

Conclusiones

Los estudios analizados convergen en que la IA ofrece oportunidades sustanciales para personalizar la formación, optimizar la retroalimentación y fortalecer la gestión del conocimiento. Las fortalezas se reejan en la reducción de la variabilidad del aprendizaje y en la creación de entornos seguros para la práctica clínica controlada.

No obstante, persisten desafíos relevantes: la necesidad de métricas longitudinales, la mitigación de sesgos algorítmicos y la adecuación de infraestructuras. Abordar estas áreas requiere liderazgo docente, inversión institucional y marcos éticos robustos. En síntesis, la IA se consolida como una aliada estratégica para la docencia en salud. Al articular programas de formación docente, laboratorios de innovación y repositorios estandarizados, las instituciones podrán maximizar el impacto positivo identicado y transformar los escenarios de práctica clínica en espacios de aprendizaje dinámico, seguro y basado en evidencia.

Bibliografía

  1. Autor Desconocido (2025). Articial Intelligence Use in Medical Education: Best Practices and Future Directions.
  2. García Castro, G. (2024). Avances en el uso de IA en la educación médica latinoamericana: revisión bibliográca.
  3. Patil, P. et al. (2025). Articial Intelligence in Medical Education: A Practical Guide for Educators.
  4. Smith, J. et al. (2025). Exploring faculty perceptions and concerns regarding AI chatbots in nursing education.

Los hobbies: más allá de la medicina

Estudiar y ejercer la medicina es una labor admirable, exigente y profundamente humana. Requiere dedicación, disciplina y un compromiso constante con el bienestar de los demás.

Es una vocación que demanda no solo conocimiento técnico y cientíco, sino también empatía, sensibilidad y fortaleza emocional. Sin embargo, en medio de la entrega total que implica esta profesión, es fácil olvidar que los médicos, estudiantes de medicina y profesionales de la salud también son personas, con necesidades, intereses y sueños que van más allá del hospital, los turnos o los libros.

Desde niña aprendí el valor de tener pasatiempos. Mi familia siempre me motivó a explorar distintas actividades, y fue así como me involucré en varios deportes, también aprendí a tocar instrumentos y descubrí que esas experiencias eran mucho más que entretenimiento: eran una fuente de expresión personal y equilibrio emocional. El tenis, en particular, se convirtió en una parte fundamental de mi vida. Más allá de lo competitivo, me enseñó disciplina, resiliencia, trabajo en equipo y autoconocimiento. Llegar a jugar de manera profesional fue una etapa que moldeó mi carácter y mi forma de ver el mundo.

Cuando comencé la carrera de medicina, sentí que debía dejar esa parte de mí a un lado. Las exigencias académicas, el ritmo acelerado, las largas jornadas de estudio y la presión constante me hicieron pensar que no había espacio para nada más. Empecé a ver mi vida en función de exámenes, prácticas y objetivos profesionales. Sin embargo, con el tiempo, y también con momentos de agotamiento y frustración, comprendí que no podía ni debía apagar esa otra parte de mí. El tenis no solo era un pasatiempo: era una fuente de energía, una vía para canalizar emociones y una forma de mantenerme conectada conmigo misma.

Decidí retomar el tenis, y desde entonces combino ambas pasiones: la medicina y el deporte. Puedo decir con total certeza que fue una de las mejores decisiones que he tomado. En lugar de competir por mi tiempo, estas dos áreas de mi vida se complementan. La disciplina que aprendí en el deporte me ayuda a ser mejor estudiante y futura médica, y el enfoque humano de la medicina me recuerda por qué amo tanto la conexión que se genera también en el ámbito deportivo.

Tener hobbies ajenos a la medicina no es una pérdida de tiempo ni una distracción, sino una forma esencial de mantener el equilibrio personal. Estas actividades permiten reducir el estrés, fomentar la creatividad, fortalecer la salud mental y recordar que la vida va más allá de lo profesional. Saber de medicina es valioso, sin duda. Pero no es lo único que dene a una persona. Somos una suma de vivencias, emociones y pasiones.

Hoy entiendo que cuidar de uno mismo también es parte del camino. La medicina no debe ser una renuncia absoluta a lo demás, sino una elección consciente que se nutre de todas nuestras experiencias. Mantener vivas nuestras pasiones no solo nos hace más felices, sino también más empáticos, resilientes y, realmente, más humanos.

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